
Empezar de cero. Otra vez. Muchos me miran con compasión. Yo, estoy feliz. Ahora no somos solo 2 esperando este bebé, somos 4. Cada día Joaco y Rafa me preguntan cuánto falta para mayo. Nos la pasamos haciendo planes para el «antes» y el «después». Rafa dice que León va a ser «el bebé de todos». Hoy les di a ellos las vacunas de la campaña de refuerzo (Sarampión, Rubéola, Paperas y Poliomielitis), Joaco me preguntó si a mí me dolían las vacunas y le dije que ya no entonces me dijo «mejor date todas las vacunas vos ahora así a León no le duelen después cuando nace».
Es difícil poner en palabras toda esta emoción que se siente. En una de nuestras tantas charlas filosóficas en medio de situaciones cotidianas Joaco me preguntó qué es la vida… Le contesté con todas esas cosas que tiene de lindo vivir: compartir con los que queremos, aprender, superarse todos los días, etc. Pero en definitiva ESTOS momentos son la vida. Estas emociones que te desbordan y que no podés contener. Estas altas dosis de ternura que te dejan boquiabierto como las más grandes de las maravillas naturales.
Leer las noticias por estos días me duele más que otras veces por saber cuántos nenes sufren de maltratos físicos y emocionales. Cosas que no me entran ni en la cabeza ni en el corazón. Las infancias son sagradas, ¿requieren mucho de nosotros, los adultos a cargo, en esta etapa de tanta dependencia? Claro que sí, como nosotros requerimos de otros para crecer. Pero no compremos el discurso de que es unilateral, como si no recibiéramos nada a cambio… ¿acaso vamos a encontrar a alguien más incondicional? ¿Acaso no tienen ellos también un millón de cosas para enseñarnos?
Son chiquitos pero son más gigantes que muchos adultos. Y lo que más se merecen, por sobre todas las cosas, es respeto. Ese que tantas veces reclamamos porque nosotros sabemos mejor que nadie lo bien que se siente sentirse respetado.
A mi bebé que está en la panza me gustaría decirle: vos vení tranquilo. Volveremos a empezar con el sueño, los pañales, las comidas y las vacunas que, aunque la idea de Joaco sea genial, no te las puedo evitar. Pero vení tranquilo que acá el amor y el respeto nunca te van a faltar.