
«De esto no me voy a olvidar» me dijo una persona que quiero mucho. A las dos horas se lo olvidó. No a propósito, sino porque tiene alzheimer.
Todo eso me quedó resonando. ¿Cuánto de nuestra identidad se apoya en nuestros recuerdos? ¿Qué tan desesperante debe ser andar un camino que se va desandando antes de que lleguemos a darnos vuelta para mirar hacia atrás? Y otra vez la lección vuelve a ser la misma: no hay absolutamente nada tan seguro como el presente.
Hoy es Nochebuena. Las personas que te rodeen van a ser las que vos elegiste, las que te eligieron, las que te tocaron, las que coincidieron con vos… las opciones pueden ser miles. Pero deseo que ese tiempo que compartas con ellos sea de disfrute. Que la linda sensación de pasar un lindo momento de celebración te dure mucho tiempo, por más o menos nítido que sea después el recuerdo. Deseo que más allá del trajin puedas tomarte un tiempo para frenar y mirar alrededor. A veces uno valora poco lo simple, cuando en realidad lo simple es el verdadero motivo para seguir adelante todos los días. Un abrazo con cariño, una risa que te inunda el alma, una mirada cómplice.
Hoy te deseo que se renueve en vos la esperanza que se apagó, sea cual sea. Que se renueven tus ganas de compartir, de disfrutar y de querer a los que tenés cerca. Y que si esta noche es difícil para vos porque esta vez te atraviesa el dolor, que te dejes abrazar por los que más te quieren. Porque como dice Lorena Pronsky «Si hay algo que aprendí con el paso de los años es que una forma de curarme las heridas es amando».
¡Feliz Nochebuena para todos! Gracias, como siempre, por estar del otro lado.