Aprendí a atajar penales cuando era chica. Sí, yo. No lo hice por interés propio, la verdad. No es que un día me desperté y volé todos mis disfraces de princesas para reemplazarlos por pelotas. Mi cuarto seguía siendo color rosa, pero en el garage de mi casa me convertía en arquera. ¿Y para qué? Por mi hermano al que admiraba casi como a un Dios y por el que hubiera dado todo con tal de que él pensara que era divertido jugar conmigo (nena y 3 años menor). Entonces ahí estaba, atenta a todas sus indicaciones. Atajando con seriedad sin sacar la mirada de la pelota. La vida gira y hoy me encuentro enseñándole a Joaco todos esos mismos tips para atajar bien. Y otra vez veo que para compartir tiempo con alguien que quiero, es clave interiorizarme en algo que le guste.
Siempre me entusiasmó el mundial de fútbol, por el folklore que se genera, por cómo une a todo un país y porque es una gran excusa para juntarnos y emocionarnos. Pero este equipo me genera todavía algo más especial. Esta imagen de Messi yendo a festejar con el arquero, la gran estrella de los penales, mientras el resto de los jugadores festejan con el que pateó la última pelota, me pareció hermosa. Cuando veo el mundial me acuerdo de qué divertido es ver fútbol, cosa que no hago el resto del tiempo pero que seguramente con 3 hijos varones algún día haré.
El fútbol te puede gustar más o menos, o nada. Pero creo que nadie que haya nacido acá puede negar que alguna historia suya se cruzó con él. Quizás no lleves la pelota en el baúl del auto atento a cada oportunidad de usarla. Pero quizás esa semifinal del mundial la viste en ese lugar que te marcó por algo, o alguien que querías te pidió que lo vieras jugar, o simplemente en algún momento de tu vida te tuviste que plantear el gran interrogante que no escapa a ningún argentino ni argentina «¿y vos de qué equipo sos?». Por eso, porque lo llevamos marcado con la intensidad que sea en nuestra historia, es que tenemos la mejor hinchada de Qatar. Y por eso es que nos merecemos todo… aunque no voy a decir qué es ese TODO para no ser muffa, pero creo que ustedes ya lo saben.
¿Y cómo se vive por ahí la intensidad del mundial? Los leo.
Inés María Agosta 