«Los árboles mueren de pie» y «Prohibido suicidarse en primavera» de Alejandro Casona

Compré este libro en la Feria del libro… del 2015. Sí, así como lo leen. Soy de la idea de que los libros te eligen, a veces para que los leas en el mismo momento en que los comprás, y a veces porque su tiempo es más adelante. Sería como un compromiso a futuro. Cuando lo compré en el stand de Losada (uno de mis favoritos para buscar clásicos fáciles de transportar) lo hice impulsada por la idea de que tenía que tenerlo en mi biblioteca. Hay quienes leyeron a Casona en el colegio, podría pensarse que nos lo tendrían que haber enseñado en la facultad, pero ninguna de esas dos cosas pasó. Estos dos títulos de casona los escuché nombrar muchas veces, pero nunca supe de qué se trataban estas obras de teatro. Ahora que estoy escribiendo guiones me pareció que era el momento justo para meterme de lleno en la dramaturgia de la buena.

Las obras resultaron tener una cuota más «fantástica» o imaginativa de lo que creí. Me gustó más «Los árboles…» pero las dos son parecidos en esencia: en ambas los protagonistas tienen como principal meta ayudar a los demás aunque eso signifique crear universos enteros de mentiras piadosas y pasar ciertos límites de moralidad.

De «Los árboles…» me encanta la metáfora que da lugar al título y sobre la que el protagonista se explaya para dejar en evidencia cómo para él el arte vale más que la vida misma. «Mira ese jacarandá del jardín: hoy vale porque da flor y sombra, pero mañana, cuando se muera, como mueren los árboles, en silencio y de pie, nadie volverá a acordarse de él. En cambio, si lo hubiera pintado un gran artista, viviría eternamente.» El protagonista es un «hacedor de sueños» y cree en la importancia de la fantasía y de la ilusión como motores de la vida. ¿Ustedes qué piensan sobre esto? Claro que hay límites que traspasan, con el estandarte de la felicidad, pero bordeando la inmoralidad. Yo no estoy segura de preferir una mentira que me haga feliz… ¿ustedes?

Hace bien volver a los clásicos cuando son así de brillantes. Cuando se nota que están pensados, repensados, que cada giro tuvo antes un indicio, que cada diálogo tiene su valor, que cada personaje tiene su importancia. Por algo hay obras que reafirman su importancia con el tiempo, mientras otras se desvanecen antes de que puedan considerarse clásicos. Me leí las dos obras una atrás de la otra porque cuando terminé la primera extrañaba la voz del autor y quise seguir leyéndolo. ¿Les pasa?

Quiero hacerles varias preguntas: ¿a ustedes les gusta leer teatro? ¿Leyeron a Casona por obligación o por placer? ¿qué les generó? ¿fueron a ver alguna de sus obras al teatro? Todo eso quiero saber. Los leo.

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