Hay quienes se descomponen al ver un libro. Que no entienden cómo algunos podemos pasarnos horas leyendo, porque ya la sola idea les aburre. En cuyas cabezas tampoco cabe la idea de llenar estantes con libros ya leídos o, peor aún, que teniendo una parva de libros sin leer sigamos saliendo de las librerías con las manos llenas.
A ellos les digo: no crean que están tan lejos de la literatura como piensan. Dudo que esas personas no disfruten de una buena película, una buena serie, una buena obra de teatro o una buena canción. ¿Qué es la literatura? «Arte de la expresión escrita o hablada.». Y detrás de toda expresión hay alguien que se dedica a pensar ese texto, esa narrativa, ese relato y a escribirlo. La diferencia es que también entran en juego otros artistas: directores, actores, maquilladores, escenógrafos, músicos. Por eso a veces resulta más envolvente.
Y si de canciones se trata, hay letras que nunca dejan de conmoverme. Y dudo que eso sea porque soy una fanática de la literatura en todas sus formas. Creo que la música, en mayor o menor medida, sea el género que sea, nos interpela y nos emociona.
Fito Paez es un hito de mi infancia y adolescencia. En mi casa lo escuchábamos mucho los sábados mientras papá preparaba el asado. Y con mi hermana siempre lo poníamos cuando íbamos juntas en el auto. De hecho entré a mi fiesta de 15 con la canción «Un vestido y un amor». Pero, aunque muchas de sus canciones me emocionan, también hay algunas que me decepcionan. No sé si por acá habrá alguien que también piense que a la letra de «Bello Abril» le faltan mínimo unas 20 palabras más.
Cuando tengo que pensar en una canción que me sepa de memoria se me viene «La solitudine» de Laura Pausini. Así, en italiano. Y de mis tiempos de mi último trabajo en oficina tengo el recuerdo de acompañar mis mañanas con todas las canciones del álbum «Sueño Dorado» de Abel Pintos. Son de una poesía exquisita. Mi fanatismo por las comedias musicales hace que cada tanto también meche el escuchar algún hito de «La novicia rebelde» o «El fantasma de la ópera» (y, si puedo, cantar a viva voz). Y si voy en el auto (sin los chicos, claro) me encanta poner Katy Perry e imaginar que puedo cantar como ella. Según el ánimo del día elijo «Fireworks» o «Thinking of you». Pero si tengo que decir dos canciones que jamás dejan de emocionarme, no importa la época de la vida en que las escuche, son: «Solo le pido a Dios» de Mercedes Sosa y «Llegaremos a tiempo» de Rosana.
¿A ustedes qué canciones los interpela no importa el día ni el año en que la escuchen? Los leo