Siempre me gustó celebrar mi cumpleaños. Cualquier cumpleaños, en realidad. Me gusta eso de celebrar la vida. De hacer un «click» mental y recordar para siempre esa gente que en este momento está al lado tuyo. Me gusta ver muchas caras que se repiten a lo largo de los años. Extraño las ausencias. Pero también disfruto de las nuevas que se incorporan. Me gusta pensar que si sigo sumando gente tan linda en mi vida algún día necesitaré una gran quinta para realmente reunirlos a todos. Eso, más que muchas otras cosas, me llena de felicidad.
Nunca renegué de mi edad. No entiendo mucho a la gente que lo hace. Jamás me sacaría años, porque cada uno de ellos me trajo a donde estoy hoy. Y no creo que una edad te defina, no lo creía antes cuando me decían que era demasiado chica, y no lo creo ahora que seguramente alguno piense que ya estoy grande para ciertas cosas. Pero ¿cuál es realmente el parámetro? ¿quién mide esas cosas?
En definitiva creo que crecer es seguir aprendiendo. Si seguimos en este mundo es porque hay mucho que mejorar todavía. Pero me gustan las fechas importantes porque también nos invitan a hacer balances. Hoy me pregunto: ¿qué 34 cosas aprendí a mis 34?
- Que ser mamá es todo lo que me había imaginado, y más.
- Que en la escritura encuentro mi esencia y que no quiero dejar jamás de escribir.
- Que para muchas cosas la única voz que realmente cuenta es la mía.
- Que para cuidar a otros hay que empezar por cuidarse a uno mismo.
- Que quiero hacer yoga hasta el último de mis días.
- Que los que realmente quieren estar, están. Y los que se quieren ir, no tiene sentido retenerlos.
- Que siempre va a haber lugar para amigos nuevos.
- Que a veces ser demasiado tajante con los defectos te priva de otras cosas que los otros tienen para dar.
- Que no todas las relaciones son iguales, pero que aunque no te nutran de la misma manera pueden ser igual de importantes.
- Que la vida es muy corta como para conformarse (aplica a muchos temas).
- Que siempre hay que decir gracias.
- Que no hay que dar nada por sentado.
- Que la energía que proyectamos, nos vuelve.
- Que escuchar a veces es mucho más importante que hablar.
- Que el «hoy» no es el «para siempre». A veces hay que tener coraje para ser paciente.
- Que es clave tener un gran equipo cerca.
- Que la vida es muy corta para tener vínculos tóxicos.
- Que jamás va a volver a haber una sitcom tan brillante como Friends, pero que vale la pena proponerse escribirla.
- Que el equilibrio es la respuesta a todos los problemas.
- Que el mate es realmente un gran aliado.
- Que aunque la tecnología avance, cada granito de arena ayuda a que los libros de papel y las cartas de puño y letra nunca desaparezcan.
- Que la tostada con manteca y azúcar es el mejor desayuno que puede existir.
- Que podría vivir a base de palta en todas sus formas.
- Que el silencio también es una forma de compañía.
- Que la vida es muy corta para obligarse a leer libros que no nos gustan.
- Que mi cuerpo es más fuerte de lo que siempre creí.
- Que yo soy más fuerte de lo que podía creer.
- Que no hay nada más rico que ver la vida a través de los ojos de mis hijos.
- Que de todos y de todo se puede seguir aprendiendo.
- Que está bien dejarse cuidar a veces.
- Que está bien pedir ayuda.
- Que está bien lo que sea que para vos esté bien.
- Que los que no están, nos acompañan igual.
- Que nada, nada, nada se termina acá.
La vida es aprendizaje constante. En los vínculos con los otros. En nuestro camino interno. ¿Qué quisiera ver cuando mire para atrás? Que lo di todo para ser feliz. Y creo que vengo bien. Porque hoy soy muy feliz.
Gracias a esta comunidad que me da este espacio que tanto amo.
¡Por otros 34 y todos los que se vendrán!
Y Feliz Primavera para los que estamos de este lado del mundo. Que el renacer de las flores también es para mí siempre motivo de felicidad.