Texto de @inuliesquotes. Foto de @julietasaavedra.ph.
Cae la noche y seguimos caminando mientras conversamos. Hacía tiempo que no nos dábamos ese espacio. Las luces de las casas y de los locales se van encendiendo a nuestro alrededor. Hace frío, pero ya no lo sentimos. Pensamos en cuánta gente subirá esas escaleras antiguas todos los días de su vida, sabiéndose de memoria cada escalón, y aún así, no registrándolos. Pensamos en cuántos escalones de nuestra propia ciudad subiremos nosotros por inercia, sin detenernos a mirarlos de verdad, y en cambio estos, por ser nuevos, podríamos describirlos en cada uno de sus detalles.
Siempre viajamos separadas pero esta vez decidimos hacerlo juntas. Como en todo viaje, salimos de nuestros espacios conocidos, cambiamos de perspectiva y, en ese proceso, nos perdimos y nos encontramos casi al mismo tiempo. ¿Es que perderse es tan malo? Uno se pierde cuando se desorienta, se confunde, se equivoca. Si se pierde es porque el camino que quería seguir no es el que está siguiendo. ¿Pero cuántos de esos momentos son necesarios para crecer?
Salimos de excursión con todo preparado. Ni ella ni yo dejamos nada nunca librado al azar. Pero hubo un momento del día en que nos perdimos. Discutimos por quién había tenido la culpa. Discutimos por la dirección que nos convenía seguir ahora que estábamos perdidas. Discutimos porque no nos entendimos. Pero todo eso ya quedó atrás. Cuando nos quisimos dar cuenta estábamos caminando en silencio y, algo de nuestra intuición, nos estaba llevando por el camino correcto. Las palabras empezaron a fluir con naturalidad y nos conectaron con todo eso que siempre nos unió. Si hubiéramos seguido el camino que queríamos seguir, no hubiéramos caído acá. No hubiéramos conocido esas escaleras antiguas, ni hubiéramos comido en ese lugar donde descubriríamos el que sería nuestro plato preferido. No hubiéramos, en definitiva, encontrado un hábito que supimos instalar de a dos y que nos seguiría reencontrando a través de los años.
[De la foto me atrajo la forma en que el paisaje envuelve la conversación de esas dos mujeres. Así fue cómo imaginé esta historia.]
Inés María Agosta 