Cuento: «Siempre un poco más»

[Este cuento está basado en la historia detrás de la empresa de catering «Expertos Asadores»].

Corría el año 2001. La crisis se acercaba en Argentina. Pero para un par de adolescentes que recién empezaban a formarse en su profesión, esto todavía no significaba gran cosa. Por el contrario: casi por casualidad, en ese año tan difícil, ellos encontraran un nuevo medio de vida.

El padre de Guillermo y Alejandro se juntaba regularmente a comer asados con sus amigos. La constancia de estos encuentros era sólida. Sin embargo, lo que comenzó a fallar, fue encontrar al «asador designado». Así estos dos hijos adolescentes empezaron a ocupar ese rol, en un primer momento, para ayudar al grupo de hombres que querían abocarse de lleno a disfrutar plenamente del encuentro. «Ah, pero ustedes sí que son expertos asadores». En ese elogio espontáneo surgió el nombre de la dupla.

Cuando Pablo se puso de novio con la hermana de Guillermo y Alejandro, se transformó él también en uno de los «expertos». Su intervención no sería en vano, con él lo que había empezado siendo una ayuda a personas conocidas se transformaría en una sólida empresa de catering. Pero el camino aún no estaba del todo claro. ¿Qué público tenían? ¿Cómo lo cobrarían? ¿Qué incluirían? Su primer evento pago sería en Carlos Keen pero sus nervios les jugarían en contra: primer desafío, encontrar el lugar de destino.

Pablo, Guillermo y Alejandro empezaron de a poco. En un primer momento su rol asignado de asador era su marca registrada. En definitiva les estaban pagando por hacer algo que les divertía. Entonces se ocupaban de las compras de la carne y, junto con el ticket del supermercado, presentaban sus honorarios. Con solo 18 años, un evento que era un éxito significaba un festejo con una cerveza bien fría en algún bar.

Casi sin buscarlos empezaron a llegar los desafíos. Los mismos clientes eran los que iban marcándoles sus necesidades y, por ende, el alcance de su servicio. «¿Podés traer una moza?», «¿Podrán traer la vajilla?», «¿Podrán incluir el postre?». Los dos hermanos y su cuñado iban respondiendo que sí a cada pedido, siempre midiendo que el salto que estuvieran pegando no fuese más grande del que podían dar. Cuando se quisieron dar cuenta, los «Expertos Asadores» se estaba transformando en una verdadera empresa de catering.

Con solo tres años de vida llegó el primer gran desafío: desde Cáritas los habían contratado para cocinar en un evento para nada más ni nada menos que 1600 personas en el Club San Fernando. Atrás quedaban las relajadas sobremesas en los quinchos de los amigos el padre. ¿Estaban listos realmente para dar este paso? ¿O la ambición les haría que un mal desempeño tirara por la borda la reputación que estaban construyendo?

El evento de Cáritas fue un éxito. Y atrás de él, un impecable casamiento para 500 personas en una gran casa de un barrio cerrado, terminaría de coronar su confianza. Entonces Guillermo, Alejandro y Pablo descubrieron que su empresa realmente tenía un gran potencial.

Se propusieron crecer siempre un poco más. Así fue cómo el garage de la casa de la madre de Pablo, el primer depósito que tuvieron los «Expertos Asadores», fue testigo de cómo los hermanos y su cuñado juntaban fuerzas para emprender el vuelo y conseguir su planta propia. Claro que un lugar nuevo, exclusivamente dedicado a su empresa de catering, significaba también nuevos gastos fijos. Pero la base sobre la que estaban construyendo su crecimiento parecía ser lo suficientemente sólida para aguantarlos.

Vinieron las crisis que no fueron pocas. Llegaron las dudas y las preguntas ¿seguimos adelante? ¿o tiramos la toalla? Los hermanos decidieron irse a vivir a Salta. De los tres «expertos» originales solo quedaría Pablo. Pero para entonces lo que había empezado siendo más que nada una diversión, se había transformado en una empresa capaz de llevar adelante 150 eventos por año, emplear a 126 mozos y 15 personas en la cocina como trabajadores temporales, además de quienes forman parte del equipo fijo.

La era pandémica enfentó a los «Expertos Asadores» con la certeza de que hoy la empresa tiene la capacidad de soportar grandes adversidades. Claro que están viviendo la segunda transformación en su historia. Pero el camino que construyeron hasta ahora les permite dejarse llevar por el motor que los mantiene de pie: volver a acompañar a los clientes en los eventos más importantes de sus vidas y recibir a cambio una gran sonrisa de satisfacción.

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