«Asesinato en el Orient Express» – Agatha Christie

Cuando tenía 17 años viajé a Egipto con mi familia. En uno de los tours nos mostraron un hotel que se había hecho conocido porque ahí la escritora Agatha Christie había escrito su novela Muerte en el Nilo. Esa imagen me llenó de admiración: el estar en ese lugar increíble escribiendo una novela para la posteridad. Desde entonces quise saber cómo era realmente la obra de esta escritora tan emblemática y aunque parezca mentira recién ahora pude hacerlo (no, en la carrera de Letras no leímos NADA de ella). Así que hoy cuento con esta gran meta cumplida.

Hice una mini investigación y descubrí que Asesinato en el Orient Express es una de las novelas más importantes de Chirstie, así que arranqué por ahí.

Tengo que confesar que mi miedo de leer una novela de crimen se hizo realidad. Y es que al haber perdido a mi gran amiga Noe por la culpa de un puñal, todo lo que esté relacionado con ese tipo de crimen me impresiona. Y cuando se trata de un libro con el que vuela más la imaginación que con una película, es una doble tortura. Por suerte la novela se centra más en el análisis del detective, en la investigación, y no tanto en el crimen.

Siento que si digo que me pareció excelente estoy llegando tarde ya que la novela se publicó en 1934 así que ya está más que consagrada desde hace casi 9 décadas. Pero paso a comentar algunas cosas que me gustaron mucho y que quizás hagan que les pique el bichito a los que todavía no leyeron esta obra.

Christie describe con mucha simpleza y claridad las situaciones. Es muy moderna desde muchos puntos de vista. Ninguna palabra sobra y cada tanto hace que algún personaje haga algún resumen de lo que se sabe hasta entonces sobre la investigación, cosa de que el lector no se pierda. Otra cosa que me encantó es cómo en la descripción de cosas y situaciones que para ella son cotidianas a nosotros nos queda un rico registro de las costumbres de esa época. Por ejemplo se dice que es sabido que en la cabecera de cada cama hay un gancho para colgar el reloj de bolsillo. Y uno de los personajes, Míster Hardman, tiene una profesión completamente extinguida hoy: es vendedor de cintas para máquinas de escribir. Lo que me gustó de estos detalles es que me hicieron sentir más todavía trasladada a otra época. Porque la historia en sí (un crimen que se comete en un tren que queda varado y para cuya investigación el detective sólo cuenta con su poder de deducción y perspicacia) podría ser aplicable a cualquier época, siempre y cuando quedara claro por qué tampoco hay en el tren una buena conexión a Wi-Fi.

En conclusión, los clásicos no necesariamente son sinónimo de obra que uno disfruta leer. Me pasó de haber leído libros solo porque tenía que hacerlo y no haber disfrutado tanto el proceso. Pero en este caso creo que el que sea un clásico sí es sinónimo de obra que perdura en el tiempo, no solo porque es brillante, sino porque también se sigue encontrando con lectores que disfrutan genuinamente de leerla como me pasó a mí.

Sin dudas voy a volver a esta autora, pero por lo pronto tengo la última recomendación de @rosiestips en mi mesa de luz y estoy ansiosa por poder empezarla.

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