
No hay nada tan reparador como un té. Bueno, una buena charla o un buen libro y un té. Siempre sentí que “lo otro” era el valor agregado, pero que la infusión caliente era el verdadero protagonista.
Cuando empecé a estudiar Psicología me di cuenta de que había muchas maneras de ejercer la profesión. Yo creía que había que acatar ciertas normas sí o sí, pero descubrí que había psicólogos que sin remordimiento se salían de las normas y hacían cosas que yo jamás podría hacer, como conversar con un paciente sobre mis problemas personales o hablar con un paciente sobre otro paciente. Pero sí me permití incorporar a un tercero a mis sesiones: al noble y misterioso té.
Mientras terminaba de capacitarme como psicóloga me propuse también adentrarme en el universo de esa bebida milenaria. Hice cursos, leí libros, hice catas de té y me compré todos los sabores que estaban a mi alcance. Mi familia y mis amigos sabían de este nuevo propósito que yo tenía así que de cada viaje de ellos yo recibía un té nuevo. Así, mientras terminaba de entender la teoría de los sentimientos humanos, también comprendía en paralelo la influencia del té en nuestros ánimos. Cuando finalmente pude tener mi propio consultorio uní esas dos pasiones que tanto se habían arraigado en mí.
No era que el “¿querés tomar algo?” les sorprendiera a mis pacientes. Lo que les parecía extraño y novedoso era que prácticamente no les daba opción a que me negaran la taza de té y que además pudieran elegir siempre uno distinto por la gran variedad que yo les ofrecía. Ellos muchas veces llegaban tensos a la sesión; pero una vez que dejaban sus cosas, se sentaban y yo ponía delante de ellos la taza con agua caliente ya podía ver cómo sus gestos se iban relajando. Después les ofrecía aquel que creyera que más en sintonía estuviera con su estado de ánimo y muchas veces los invitaba a que mientras mojaban el saquito se tomaran un momento para olerlo antes de beberlo. Podía ver cómo terminaban de relajarse con ese aroma a frutos rojos, vainilla, o a lo que hubieran elegido. Y es que cuando uno toma un té, no importa en el lugar y momento que sea, inevitablemente está replicando esa ceremonia oriental que tantos siglos de historia tiene.
(Sigue en mi libro).
[Este cuento forma parte del libro «#CuentoConVos» publicado bajo el sello de @editorialolivia. Para más información ingresá acá 💜]
Maravillosa conjunción de sentimientos , emociones y vivencias generadas en torno a disfrutar cada momento alrededor de algo tan simple como una taza de Té. 🍵🍃🥰 Bello llena el alma. Ése es un poco el propósito que nos inspira en Yúgen ,al crear cada blend, descubriendo : aromas, sabores , texturas que evoquen sentimientos.😊
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