Amiga

Dicen que uno no nace sabiendo ser madre, pero la realidad es que a ser hija, hermana, novia, esposa o inclusive amiga también se aprende a los tumbos.

Quienes nos enseñan las claves básicas de la amistad son los primos y los hermanos, nuestros primeros amigos. A cada persona que me dice que con la llegada de mi segundo hijo «se le viene la noche» al primero le respondo lo mismo: lo que más deseo es que sean grandes amigos. Me sorprende cómo la gente puede poner los celos de hermanos por delante de la importancia de tener un amigo en tu propia casa con el que compartir realmente todo.

Después vienen los amigos del jardín, los del colegio, los de la facultad, los del trabajo, y son las amistades más profundas las que superan la frontera de ya no verse en el día a día y logran fortalecerse aunque los encuentros sean más esporádicos.

Y ni hablar de los momentos «bisagra» de la vida, tanto los buenos como los malos. Pruebas de fuego si las hay para la amistad. Están los que se quedan, y cavan todavía más profundo en nuestros corazones, y los que se van.

Tener un hijo… ese sí que es un momento bisagra. En mi experiencia, la indiferencia distancia, mientras que el amor acerca y mucho. La emoción que me da el ver cómo la incondicionalidad de mis amigas de toda la vida se hace extensiva a mis hijos es un gran regalo al alma.

Aunque el aprendizaje sea constante está bueno frenar y sacar en limpio algunas enseñanzas básicas. Por ejemplo, hablar siempre, que el otro sepa lo que te pasa es el primer gran tramo de la comunicación. Nunca está de más un «Te quiero» o un «Estoy acá» o un «¿Cómo estás?». No sacar conclusiones sobre lo que el otro piensa, cree o siente sin preguntarle (eso me lo enseñó mi «melli»). Y nunca dar a nadie por sentado (eso me lo enseñó el perder a una gran e irremplazable amiga de un día para el otro).

Una vez más, estas fechas serán muy comerciales pero te dan el espacio para pensar en tus amigos y una gran excusa para escribirles, abrazarlos y agradecerles. Lo más valioso que alguien puede regalarte es su tiempo. Y los buenos amigos sí que son expertos en eso.

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