En este pequeño libro es tan importante la imagen como el texto. Es impresionante cómo la máquina de escribir de Paul Auster cobra vida con las ilustraciones de Sam Messer y las palabras de este gran autor. Uno siente que escucha el «tecleteo» mientras Auster escribe esta historia y el latido del corazón encerrado en el «metálico cuerpo gris» de esta compañera inseparable. Una oda a una máquina a la que todos deberíamos estar más que agradecidos.
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La foto la saqué desde la ventana de mi departamento en Buenos Aires un día en el que, después de semanas de lluvia por fin había salido el sol. ¿Lo que vemos es el sol detrás de la lluvia o la lluvia delante del sol? A veces puede ser dificil ver con claridad las pasiones de los demás, sobre todo si son artistas. Como si algunas gotas se interpusieran entre nuestra mirada y su realidad.