La más alta de las Vickys. Dramática pero con alta dosis de capacidad de reírse de sí misma: un gran don del que siempre aprendo mucho.
Vicky me hace sentir en familia, en casa, sin importar en dónde estemos. Sus preguntas profundas vienen acompañadas de un semi abrazo o palmada en la espalda y de una mirada tan profunda como su pregunta. Todo ese ritual te hace saber que realmente quiere saber tu respuesta.
Vicky es auténtica como pocas. No le importa aparentar, nunca le importó. Viví de cerca su adolescencia, quizás la etapa más signada por apariencias y superficialidades, pero que ella atravesó de manera tan madura y sincera que siempre me generó admiración.
Vicky está. Sin importar en dónde esté, ella está. En las experiencias buenas, en las experiencias malas. Nunca me la voy a olvidar con su Chelo a cuestas esperándome en la sala del Hospital Italiano en una de las etapas más difíciles de mi vida. Nunca me la voy a olvidar con la guitarra acompañando mi canto tímido en uno de los días más felices de mi vida. Esa es Vicky: con la música y el amor a cuestas vaya a donde vaya.
¡Feliz cumpleaños a mi hermosa amiga del alma! Ojalá todo esto pase pronto para volver a recargarme con tus abrazos de oso en altura.