Escrito para el segmento de microcuentos de Inés María Agosta en Cross Action Radio (www.conexionabierta.com.ar) del 24 de septiembre del 2020.
Basado en la historia de “Pic! Fotografía” (www.picfotografia.com).
¿Quién dijo que los viajes por placer no pueden traer un emprendimiento bajo el brazo? En el 2014 Leandro volvería de su viaje a Israel con las ganas de implementar una idea que había descubierto allá: registrar momentos de eventos en fotos imantadas. Ya en Buenos Aires, después de varios meses de investigación, Leandro y su socia Ana le darían vida a “Pic!”. La primera inversión: una impresora fotográfica que los ayudara a concretar su proyecto.
Como todo emprendimiento que nace a pulmón, los primeros en acompañar el proceso fueron los familiares y amigos. En agosto del 2014 Leandro y Ana irían con todos sus insumos a cuestas al casamiento de Ro y Tato en un salón en Las Cañitas. A veces lo que se piensa en un escritorio, mientras se proyecta un sueño, se vuelve distinto cuando se traslada a la realidad. Así el chapón que llevaron para mostrar los imanes a los invitados de la fiesta ya no era tan buena idea considerando el peso que tenía. Y el caballete donde lo apoyarían no resistió la bajada del flete. ¿Sería que Pic! estaba comenzando con el pie izquierdo? La caja de herramientas que siempre lleva Leandro con él tomó protagonismo y
de la intervención de Pic! en la fiesta, lo único que recuerdan los invitados y los novios, es la original foto imantada que aún hoy tienen pegadas en sus heladeras.
En los primeros casamientos Leandro y Ana no recaudaron plata: el objetivo era, no solo
hacerse conocer, sino también ir afinando su propio trabajo. Pero si algo aprenderían rápido era que siempre había cosas por seguir perfeccionando. En cada evento habría un nuevo desafío por cumplir. Algunos insumos podían fallar a último momento, el adhesivo del imán podía no funcionar, la impresora podía tirar error, los retoques podrían tardar más de lo
necesario. En un trabajo normal hay cosas que se pueden resolver en un determinado
período de tiempo. Pero con Pic! Leandro y Ana aprendieron a lidiar con los desperfectos a extrañas horas de la madrugada, en remotos lugares y sin que éstos repercutieran en su trabajo final. Mejores impresoras, mejores proveedores, mecanismos de trabajo más aceitados. Todo llevaría a que, lentamente, festejar el final de una fiesta exitosa sería solo una anécdota.
Ahí están Leandro y Ana ahora, esperando a que se abra la puerta de eventos, esos en los
que se suele respirar un clima de pura alegría, para seguir llevando a sus clientes todos sus condimentos. La técnica de la foto tomada en el momento justo. La tecnología puesta al servicio de inmortalizar ese recuerdo. La mano artesana que maneja la guillotina y que permite que esa foto pueda formar parte de cualquier superficie metálica. Una rueda que va girando y que si bien aceita su mecanismo, nunca pierde de vista su objetivo: regalar un recuerdo físico en un mundo invadido por el recuerdo digital.