En alguna época se llamó «Dulce Vicky» y nada podría haberla descipto mejor. Incondicional como pocas, siempre te de todo y no pide nada. Pero cuando recibe algo, nunca se lo olvida.
Si estás mal, ella es la persona para llamar. Es experta usando los silencios, que mecha con abrazos, caricias de mano y palabras de cariño. No te va a endulzar una situación, ni a llenar de frases hechas para empujarte a la fuerza a que estés mejor. Te va a decir que sí, que la situación es horrible, pero que no estás sola.
Si estás feliz, ella es la persona para compartirlo. No importa lo que esté viviendo, no importa si tuvo un mal día o una mala semana, nada la va a alejar de celebrar con vos con una enorme y sincera sonrisa.
Allá por la adolescencia Vicky GL empezó siendo mi amiga. Hoy, mucha vida después, se convirtió en mi hermana. De esas con las que no compartís la sangre, pero con quien el lazo es igual de inquebrantable.
¡Feliz Cumple a mi Dulce Vicky! Tu hermandad (como tus increíbles tortas) es un hermoso regalo que me dio la vida. Y por eso le voy a estar siempre agradecida.