Post publicado en el increíble universo de Rosie’s Tips.
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“Acordate siempre de que por algo la vida te dio solo una boca y dos oídos”. Entre las cosas que me quedaron pendientes con mi suegro fue escucharlo decir estas frases que desbordaban enseñanzas de vida. Son muchas las veces en que pensé “no tendría que haber hablado”, “no tendría que haber opinado”. Pero nunca me pasó de haberme arrepentido por haber escuchado. A veces nos olvidamos de lo importante que es escuchar cuando se trata de construir o regar una relación. También creo que la mejor forma de conocer al otro, además de prestarle atención a lo que nos dicen, es hacerle las preguntas correctas. Preguntar no cuesta nada y acerca mucho.
Y si hablamos de lindas preguntas sin dudas todos los premios se los lleva el cuestionario de Marcel Proust, que popularizó el presentador James Lipton en su programa de TV “Inside the Actors Studio”. De todas las preguntas que tiene el cuestionario son 10 las que Lipton hace a sus invitados actores. La última es sin dudas, para mí, la más interesante. Propuesta para el fds largo del G20: háganles estas preguntas a las personas que más quieran, a sus familiares mientras toman un mate, a sus amigos mientras toman una cerveza. Estoy segura de que van a surgir conversaciones superinteresantes y van a descubrir cosas que quizás ni siquiera sabían sobre el otro. Y otro consejo: escriban sus rtas. Una de las últimas charlas que tuve con una muy querida amiga que ya no está fue acerca de este cuestionario y todos los días me arrepiento por no haber escrito sus respuestas. Porque la memoria a veces nos falla pero el papel jamás. Y acá están las 10 preguntas elegidas por Lipton:
(1) ¿Cuál es tu palabra favorita?
(2) ¿Cuál es la palabra que menos te gusta?
(3) ¿Qué te motiva?
(4) ¿Qué te desmotiva?
(5) ¿Qué sonido o ruido amás?
(6) ¿Qué sonido o ruido odiás?
(7) ¿Cuál es tu mala palabra favorita?
(8) ¿En qué profesión distinta a la tuya te gustaría incursionar?
(9) ¿Qué profesión no te gustaría ejercer?
(10) Si el paraíso existe, ¿qué te gustaría escuchar de Dios cuando llegues a las puertas nacaradas?