Este es un libro para guardar por siempre, y estoy segura de que así fue pensado desde la estética hasta el contenido. Se lee muy rápido, tiene algo de teoría y algo de práctica y cada sección está bien diferenciada por los colores de las páginas. Además, para la práctica, la autora te señala cuántos minutos te va a llevar hacer ese ejercicio.

«Mindfulness o atención plena es una manera de estar» nos dice Gillman al comienzo del libro. Los consejos que da son simples pero efectivos y nos conecta con lo más esencial de nosotros mismos, de nuestros vínculos con nuestros hijos y del entorno en general, incluso de la naturaleza.

Se habla del sueño, de las emociones, de la comida, de la respiración… cada capítulo aporta pequeñas reflexiones a las que, sin dudas, va a valer la pena volver a leer cada tanto en distintas etapas de la vida.

Lo que más me gustó de leer este libro fue descubrir que sin darme cuenta aplicaba muchas cosas del mindfulness en la crianza de mis hijos. Leyéndolo pude darle un marco, un sentido y eso me incentiva a seguir esforzándome en esa dirección. Porque, según lo plantea la autora, la atención plena y el amor es lo que nuestros hijos necesitan para crecer confiados en que con nosotros pueden sentirse seguros y amados. Y esa armonía, ese amor incondicional y esa confianza espero que siempre se traduzca en felicidad.

«Si siempre vuelves sobre el pasado o te inquietas por el futuro, estarás mentalmente ausente y tu hijo lo percibirá. Ser un padre con atención plena no implica estar constantemente con tus hijos, sino dedicarles toda la atención posible al estar con ellos.» Claire Gillman

Para comprar el libro: Busca Libre – Editorial Quarto